martes, 22 de julio de 2014

Publicado por Pawyca en 12:18


La lluvia que golpeaba la ventana hablaba sobre amores y miedos que se esfumaban,la luna me miraba desde lo alto de mi ventana,creo que en su mirada había algo de lástima.


Era noche de luna llena, siempre es luna llena, es nuestro patron marcado.

Me escondí entre las sábanas dando la espalda a Morfeo.


Sabía que probablemente nunca la volverería a ver,y si lo hacía ya no recordaría mi rostro.

Ni mi rostro, ni todas las veces que la hable de su sonrisa,ni de nuestra peculiar forma de convertir los domigos en jazz y los lunes en algo más que rutina,ni nuestro sueño de viajar a Vankog.

La conocí cuando teníamos 9 años, dos mocosos con las rodilleras rotas y ganas de hacerle la vida imposible a los vecinos de nuestro barrio, ambos estudiamos en el mismo instituto, y fuí el primero en pedirle que me acompañara en el baile de graduación.

La he visto desnuda, con tacones, recién levantada, llorando, temblando de miedo, riendo, sonriendo con esa sonrisa que hace competencia al sol.

Ahora el miedo de no volverla a ver estrujaba mi corazón.

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